Guerra en el paraíso (Fragmento del libro)
El profesor Genaro Vázquez Rojas, durante la lucha armada Foto: Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Armados, AC
¿Guerrillero? preguntó sonriente el general Cuenca Díaz, en el Colegio Militar, mientras los asistentes a una ceremonia de clausura de conferencias conversaban en el vestíbulo. ¿Genaro Vázquez Rojas guerrillero? No, hombre. No pasa de ser un delincuente.
Pero el ejército está en una campaña militar formal contra el grupo de Genaro Vázquez Rojas, ¿no es así? preguntó alguién más.
¿Guerrillero? preguntó sonriente el general Cuenca Díaz, en el Colegio Militar, mientras los asistentes a una ceremonia de clausura de conferencias conversaban en el vestíbulo. ¿Genaro Vázquez Rojas guerrillero? No, hombre. No pasa de ser un delincuente.
Pero el ejército está en una campaña militar formal contra el grupo de Genaro Vázquez Rojas, ¿no es así? preguntó alguién más.
El general se ajustó los gruesos lentes con la mano derecha y endureció su rostro.
El ejército en Guerrero sólo desempeña actividades sociales. Lleva alimentos, medicinas, agua, a los lugares más remotos de la sierra. Esa es nuestra labor. Porque en Guerrero nadie apoya a Vázquez Rojas. El conoce bien la sierra y se mueve de un sitio a otro, como bandido.
Los periodistas acercaban grabadoras portátiles al militar. Un asistente pidió que abrieran paso para que otros oficiales abandonaran el recinto. El general Cuenca Díaz volvió a caminar. Sobresalía en el grupo de periodistas. Alto, con los gruesos lentes que brillaban con las luces.
Hemos comprobado que el pueblo de Guerrero no está con Genaro volvió a decir cuando se detuvo a responder a otro periodista. Lo que sucede es que en algunas regiones le temen y por ello le prestan ayuda. Pero ningún gatillero como él puede ser popular. Además, se le están cortando todos los caminos de huida. Se arrestó a la mayoría de sus cómplices y ha perdido ya los medios por los que obtenía dinero.
Hemos comprobado que el pueblo de Guerrero no está con Genaro volvió a decir cuando se detuvo a responder a otro periodista. Lo que sucede es que en algunas regiones le temen y por ello le prestan ayuda. Pero ningún gatillero como él puede ser popular. Además, se le están cortando todos los caminos de huida. Se arrestó a la mayoría de sus cómplices y ha perdido ya los medios por los que obtenía dinero.
Con un movimiento de la mano derecha se ajustó nuevamente los anteojos y siguió avanzando.
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