Kitsch

La palabra kitsch (/ˈkɪtʃ/) se origina en el término yidis etwas verkitschen.[1] Define al arte que es considerado como una copia inferior de un estilo existente. También se utiliza el término kitsch en un sentido más libre para referirse a cualquier arte que es pretencioso, pasado de moda o de muy mal gusto.

La palabra alemana kitsch está asociada al verbo kitschen, que significaba ‘barrer mugre de la calle’. El kitsch apelaba a un gusto vulgar de la nueva y adinerada burguesía de Múnich que pensaba, como muchos nuevos ricos, que podían alcanzar el estatus que envidiaban a la clase tradicional de las élites culturales, copiando las características más evidentes de sus hábitos culturales.

Lo kitsch empezó a ser definido como un objeto estético empobrecido con mala factura, y llegó a significar más la identificación del consumidor con un nuevo estatus social que una respuesta estética genuina. Lo kitsch era considerado estéticamente empobrecido y moralmente dudoso. El sacrificio de una vida estética convertida usualmente en pantomima, aunque no siempre, con el interés de señalar un estatus social.

Existe un debate sobre el uso del término y la forma de definir las obras que responden a la intención estética de su creador. De ordinario la definición de una pieza como "Kitsch" involucra un secreto desprecio y el deseo de diferenciarlo del "arte culto", por lo que las piezas realizadas en materiales económicos que imiten otros más caros, normalmente ostentosas, son consideradas Kitsch sin importar si el autor deseaba aparentar o no una pieza más costosa para que quien la poseyera se destacara como superior.

Sin embargo, otra corriente coincide en definir lo kitsch precisamente por el "deseo de aparentar ser" (como la definición de clase propuesta por Marx). En este sentido, todas las imitaciones y copias serían consideradas como kitsch, así como el uso de materiales que pretenden ser otra cosa (plástico que imite oro, cristal o madera, por ejemplo), siempre y cuando esté pensada para que su poseedor aparente ser de una clase social, económica o cultural "superior" a la suya.


Lo kitsch es una imitación estilística de formas de un pasado histórico prestigioso o de formas y productos característicos de la alta cultura moderna, ya socialmente aceptados y estéticamente consumidos.


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El kitsch es algo más que un movimiento decorativo. No existe ninguna palabra en castellano que sea sinónimo de este término de origen alemán. Lo que encierra el significado de esta palabra es una expresión artística que surge de la necesidad de expresar la felicidad de una clase media sin grandes metas intelectuales. Lo kitsch se limita a buscar el placer por la ostentación y por el derroche de formas y colores. Fruto del consumismo, esta tendencia está totalmente en contra de lo funcional.

La moda kitsch en la decoración no ha aparecido como un hecho aislado y tampoco es un fenómeno de ahora, aunque hay que reconocer que en este momento se encuentra en la cresta de la ola, sobre todo, por cierto 'revival retro'.

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lo kitsch es algo de mal gusto y hasta naco... pero que está de moda, por ejemplo: antes ver películas de El Santo era solo para panaderos y ahora se volvieron de culto para pseudointelectuales que creen estar a la vanguardia con eso; te gustan los colores chillantes y estrafalarios? bien, puedes decir que sigues el estilo kitsch.
Creo que kitsch significa "lo mas barato"...imagínate!

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 ¿Como puede mantenerse serio y formal el espectador frente a una vela en forma de flamenco color rosa mexicano iluminando un sagrado corazón de Jesús?

El gusto se convierte en composiciones saturadas para el consumo.
-Relación con las artesanías, la exageración y el consumo extremo. La imagen repetitiva y popular.
-La ridiculización del valor del objeto.
Palabra alemana de uso universal.
Cursi, de mal gusto.

Se denomina así a objetos caracterizados por supuesta inautenticidad estética y su formalismo efectista, que persigue una gran aceptación comercial.

El kitsch, como categoría artística, funciona dentro del contexto aristocrático -enjuiciador que determina un “buen” y un “mal” arte… cuanto más productos kitsch hayan, más brillará la apreciación de la autenticidad del arte, como sello de garantía del mismo.
De este modo, se establece que el kitsch no es algo simplemente alejado del arte, sino su antítesis: este estilo posee las características extrínsecas de aquél, pero funciona como su negación.
La esencia del kistch, para los moralistas del arte, consiste en la sustitución de la categoría ética con la categoría estética: el artista o realizador se impone generar no “un buen trabajo”, sino un trabajo “agradable” , dado que lo que más importa es el efecto.

El kitsch, según el concepto común que se tiene del mismo, no pretende ni pide nada más a los espectadores que su dinero, ni siquiera su tiempo (tiempo aplicado a la reflexión de la obra, por ejemplo).
 
Aunque, aún hoy en día, todavía a la producción de kitsch se le mira en menos, considerándosele una forma de mentira artística, cabe resaltar que los intelectuales se encuentran en un proceso de re valoración de este estilo, preguntándose si existe efectivamente una diferencia real entre arte y kitsch; esto a raíz de, por ejemplo, la constatación de paralelos tales como que las vanguardias funcionan imitando los procesos del arte, y el kitsch imitando sus efectos, y de que el kitsch sería la otra cara de la moneda artística: en una sociedad en la que el único lenguaje estético que reciben las masas está modulado ‘en clave kitsch’, se debe reflexionar profundamente sobre su reivindicación.

De este modo, el “arte” y el “kitsch” comienzan a olvidarse como dos polos opuestos y antagónicos.

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