A los estúpidos, Facundo Cabral les decía “pendejos” y les tenía mucho miedo porque eran demasiados y su abuelo, que era coronel, decía que no había manera de cubrir tal frente.
En mi experiencia reciente, la clase de estúpido que pulula hoy en día es aquella que reverencia al uniforme: doctores, militares, académicos, hombres de ciencia no pueden estar equivocados. Es una suerte de escudo de protección para un doctor, usar su bata blanca o para un militar, mostrar sus insignias, en el limitado mapa mental del imbécil.
Los estúpidos no suelen preguntar, se conforman con la primera versión de un asunto cualquiera. No suelen cuestionar a su interlocutor. El gremio de los galenos presenta un ejemplo ad hoc, porque hay quien considera que el hecho de tener estudios universitarios otorga primacía sobre el sentido común y no es así.
En ese sentido, la escolaridad siempre llevará delantera a la educación en el inconsciente colectivo de los imbéciles.
Si usted, estimado lector, formula un par de preguntas que exhiban inconsistencias, contradicciones o francas incongruencias que pongan en evidencia al estúpido, habrá usted ganado un enemigo, a veces de a gratis. Curioso asunto, para los que sostienen que pensar es un verbo inofensivo, en lugar de un deporte extremo.
Cuando las neuronas de un estúpido hacen sinapsis, siempre será para tratar de justificar lo evidentemente injustificable, pero no lo culpe, estimado lector, el ofensor simplemente cree que usted es tan estúpido como él.
Un filtro que funciona a la vez como antídoto contra estúpidos, son tres palabras unidas en la frase: “fundamenta tu argumento”. Jaque mate. Ha hecho usted un ultrasonido a la imbecilidad.
México, los planes y programas de estudio y la formación de estúpidos con título universitario
El escenario, no abarca solamente a nuestro país. Es un fenómeno mundial.
¿Para qué sirve la teoría? Se preguntan quienes en este momento están revolucionando los sistemas educativos del mundo. “Para pensar”, es una buena respuesta. “¿Y a quién le interesa formar ciudadanos pensantes?” argumentarían aquellos que ven conspiraciones en todos lados, pero podrían tener razón.
Hoy en día, se busca que la educación media y media superior se remita a la práctica. La teoría “es paja” y “está de más” en un mundo en el que la cosificación de Sartre ha llegado a extremos tales que Dalí tendría que pensar una nueva forma de plasmar el surrealismo.
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