La teología de la liberación no se limita a ayudar individualmente a los pobres,
como hace el simple asistencialismo. Tampoco, como el reformismo, intenta
mejorar su situación, dejando incólumes el tipo de relaciones sociales y la
estructura básica de una sociedad injusta. Además de conmoverse éticamente ante
el hecho de la miseria colectiva, considera a los pobres como sujetos de su
propia liberación, valorando en ellos su capacidad de resistencia, de conciencia
de sus derechos, de organización y de transformación de su situación.
Pablo González Casanova
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