Poco conocemos los capitalinos de las riquezas culturales que
guardan nuestros pueblos del sur. Sus tres cabeceras señoriales: Tláhuac, Milpa
Alta y Xochimilco acogen innumerables pueblos, cada uno de ellos con su
personalidad y características muy propias.
Aprovechemos para recordar un poco su historia: fue un antiguo señorío, llamado Malacachtepec Momozco, que fue fundado hacia 1240 por una de las nueve tribus chichimecas que arribaron a la cuenca, provenientes del norte. En el siglo XV fue vencido y gobernado por el guerrero mexica Hueytlahuilli, quien llevó a cabo numerosas obras públicas: caminos, embarcaderos, centros ceremoniales y un sistema de siembra a base de terrazas, delimitadas por muros de piedra ubicados en los costados de los cerros, de los cuales todavía tenemos evidencia. Asimismo impulsó el cultivo del maguey, la explotación de la riqueza forestal y el intercambio comercial.
Estas actividades se continuaron llevando a cabo tras la conquista, cuando finalmente fueron dominados, siendo uno de los pueblos que más resistencia opusieron a los españoles. Es sabido que los habitantes de San Pedro Atocpan lucharon casi un siglo antes de ser sometidos. Aún así, muchos no cedieron, escondiéndose en las montañas y sobreviviendo por años, mediante el robo de animales y víveres. La evangelización corrió a cargo de los franciscanos, quienes erigieron conventos y templos, varios de los cuales todavía se conservan.
Niño Pa
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