Hacer filosofía es colocarse en un lugar de extrañamiento frente a todo lo que nos rodea, frente a todo lo que se nos presenta como obvio. Todos podemos desmarcarnos de lo cotidiano para ingresar en la penumbra del extrañamiento, que no es más que recuperar de alguna manera nuestra capacidad de asombro”,
¿Se trata de un saber útil o habría que pensarla como un desarrollo del pensamiento por fuera del valor de la utilidad?
Se trata, en este sentido, de abandonar la pregunta utilitaria, la pregunta técnica, para dar lugar a la pregunta existencial que viene a interrumpir el tipo de pregunta propio de la vida cotidiana. Es decir, ir de la pregunta por el cómo a la pregunta por el qué. Y cuando nos hacemos esta pregunta, por el qué, observamos que siempre se vuelve una búsqueda infructuosa.
. Es decir, la angustia, o no es una patología, o todo es patológico. Pensar que la felicidad pasa por combatir la angustia es, ante todo, angustiante. Entonces, éste no es un libro liberador de las angustias sino un libro más afín con esa idea del Fedón de Platón según la cual hacer filosofía es un ejercicio para la muerte. A mí esa definición de Platón me mató: ¿qué es aprender a morir? ¡Es vivir! De lo que se trata, entonces, es de cómo relacionarnos durante la vida con la conciencia de que somos finitos. Eso es un ejercicio para la muerte; en cambio, tapar la angustia no lo es. Al contrario, pretender tapar la angustia es negar la muerte, es decir, negar el hecho de que somos finitos.
El libro se propone todo el tiempo una emancipación a partir de esta pregunta. En la medida en que el porqué sea la última palabra, no hay última palabra. Entonces, hay una reivindicación de la ultimidad del porqué, porque es una ultimidad que abre.
Es la potencia del pensamiento deconstructivo, capaz de hacernos pensar de un modo completamente diferente del acostumbrado, abriendo una grieta allí donde creíamos que todo estaba cerrado. Es el extraño arte de ver las cosas como si fuera la primera vez, como si fuéramos extraterrestres recién llegados al planeta Tierra.
Originario también en términos de una recuperación de la pregunta por el para qué. ¿Para qué hacemos filosofía? ¿Qué es lo que me empuja a hacerme estas preguntas? Es ese asombro primigenio.
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