Es un hecho que el modelo educativo nacional, desde la educación básica hasta la
superior, es un rotundo fracaso, a menos que su éxito se mida con la vara de la
clase dominante; que aplaude la perpetuación de clases dominadas sin capacidad
analítica y nacionalismos de empaque, forjados tras largas dosis de historia
oficial.
Jesús Vergara Huerta
doctorando en Ciencias Biológicas y medalla al mérito universitario por la UAM
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