Elena Poniatowska

El perro que en el momento de su muerte todavía mueve la cola al ver a su amo, el que se quedó tirado sobre la tumba del difunto hasta que él mismo murió, el que acompañaba a su dueño a la estación de lunes a viernes e iba a esperarlo de vuelta todas las tardes para verlo bajar del tren suburbano sin entender que no regresaría jamás porque había fallecido, el perro cuyos dueños quieren deshacerse de él y lo tiran lo más lejos posible y sin embargo encuentra su camino de vuelta a casa y aguarda en la puerta a que lo reconozcan, ése es el animal que a la hora de la verdad nos salva cuando estamos a punto de ahogarnos en el agua y en las desgracias cotidianas.

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