cultura del maíz, como también sucede en otras regiones del subcontinente latinoamericano.
¿Qué pasará dentro de algunos años, cuando los historiadores estudien lo que corresponde a nuestro país? ¿Será posible que se hable en el futuro de la cultura de la mariguana o de la cocaína en la primera mitad del siglo XXI? Preocupante verdaderamente que esto pueda siquiera considerarse posible, pero también parece que se está consolidando esta posibilidad, como inevitable.
Pero no termina ahí la posibilidad ominosa de que se juzgue a nuestra época por la invasión de las adicciones en todas las esferas de la actividad social, sino que también es igualmente inevitable, que se relacione el desprecio del valor de la vida humana con la destacada posición social de los narcotraficantes, que genera toda una estructura cultural en la que lo que se valora es la posesión de riquezas y la invasión del poder político, asesinando a centenares de seres humanos, por rivalidades en el ejercicio ilegítimo del poder en todos los órdenes de la vida.
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