"El espia de la nariz fria"

Faltaban apenas cuatro meses para que empiece a disputarse la Copa Mundial de Fútbol de 1966, y los ingleses en calidad de organizadores y anfitriones habían decidido exhibir la Copa Jules Rimet en varias ciudades de su país. Para marzo del mismo año el trofeo estaba expuesto en el Salón Central de la ciudad de Westminster bajo la atenta mirada de cinco guardias permanentes. Y sucedió lo impensable, se robaron la copa…

El 20 de marzo el guardia que generalmente estaba a cargo del trofeo tenía su día libre, y en algún momento en que los otros cuatro guardias del lugar se descuidaron para tomarse un café o para ir al baño, los ladrones forzaron una de las puertas traseras y el trofeo fue robado. Como podrán imaginarse se desató un escándalo de proporciones ya que los ojos del mundo estaban puestos sobre Inglaterra y su próximo mundial.
En medio del desconcierto de la policía británica, hubo una providencial llamada telefónica en la que el ladrón ofrecía devolver la Copa a cambio de £ 15.000 en billetes de baja denominación que serían entregados a una persona en un determinado sitio de la ciudad. La Scotland Yard y las autoridades aceptaron a regañadientes el trato, pero porque no tenían otra alternativa ni pistas que seguir.
El plan de la policía consistía en seguir muy de cerca, desde un automóvil a la persona que iba a entregar el dinero en el sitio acordado, pero se apresuraron y arrestaron al sospechoso antes de que pudiera decirles donde estaba la Copa. El alegaba que solamente era un intermediario y que no tenía nada que ver con el robo. La policía nuevamente se encontraba sin pistas y no sabía en qué dirección apuntar. Y aquí es donde entra en acción un perro llamado "Pickles".

El 27 de marzo, un londinense llamado David Corbett sacó a pasear a su perro Pickles. Se encontraban en el lado sur de la ciudad, cuando de repente algo debajo de un árbol distrajo la atención del perro. Pickles insistió olfateando y raspando hasta que sacó con su hocico un paquete envuelto en hojas de periódico y atado con una cuerda. Cuando Corbett abrió el paquete su sorpresa fue mayúscula al darse cuenta que había encontrado lo que todo su país y el mundo futbolero estaban buscando, la Copa Jules Rimet. Enseguida se dirigió a la estación de policía más cercana, pero el pobre hombre fue arrestado porque las autoridades creían que era una historia demasiado fantástica para ser verídica. Fue puesto en custodia como principal sospechoso del robo e interrogado hasta altas horas de la madrugada, en que las autoridades cotejaron datos y lo liberaron.
Una vez que su dueño fue absuelto de toda sospecha y considerado inocente, Pickles el perro, se convirtió una estrella mediática. Recibió invitaciones junto a su dueño para visitar otros países y tuvo un año de alimento para perros completamente gratis, patrocinado por una empresa local. Incluso llegó a protagonizar la película "El Espía de la nariz fría", y en la cúspide de su popularidad el perro llegó a ganar 60 libras esterlinas diarias para su amo.


Ese año se coronó como campeón mundial el equipo de Inglaterra y los jugadores hicieron una inusual solicitud, pidieron que Pickles y su dueño asistan al banquete de celebración que ofreció la Reina en Palacio. Después del Mundial, David Corbett recibió una recompensa de £ 3.000, pero su perro lamentablemente no vivió para ver la próxima Copa Mundial, a donde ya habían sido invitados con antelación.

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