De futbol y de héroes

 mí me gusta el futbol, pero me gustan más los héroes anónimos.

Los invito a un breve viaje por el tiempo. Estamos en el verano del 42 (y no es la canción ni la película) en la Ucrania ocupada por los nazis. Los sobrevivientes del que fue alguna vez el poderoso equipo de futbol  Dínamo de Kiev se reúnen para formar una nueva escuadra: el FC Start .
 
Desnutridos, agotados, internos en campos de concentración, ocho de esos jugadores son reclutados (obligados) para intentar dar, en medio de la barbarie y el horror, una apariencia de normalidad en la que nadie cree (pero que los nazis impulsan vehementemente). Tres más provienen de las filas del que fuera su eterno rival, el Lokomotiv.
 
El 21 de junio se enfrentan a la guarnición húngara (colaboracionista de los nazis) y les encajan seis goles, recibiendo tan sólo dos a cambio.
 
El 5 de julio hacen trizas a la guarnición rumana  con marcador de 11-0.
 
Y los habitantes de Kiev comienzan a ver en esos partidos, un atisbo glorioso de resistencia frente al enemigo. Así que  comienzan a llenar los campos de juego.
 
El 12 de julio le meten un sonado 9 a 1 a los trabajadores del ferrocarril militar.
 
Los nazis ven en el FC Start (cuyos jugadores siguen hambrientos y agotados), la posibilidad de demostrar en la cancha, su superioridad racial, y de paso humillar a los ucranianos. Así que hacen venir desde Alemania al PGS (del cual no he podido encontrar una sola referencia) y el cual es triturado categóricamente con un seis a cero, el 17 de julio. Y salen vitoreados de la cancha como verdaderos ídolos.
 
Viendo en esta derrota un posible brote de insurrección, se arma un equipo de élite seleccionado entre los más arios, más hábiles y más fuertes miembros de de la Luttwaffe (la aviación del Reich) y los enfrentan con los ucranianos (que seguían pasando hambre) el 6 de agosto.
Gana el FC Start por cinco a uno.
 
Se pide la revancha. Y es pactada para el día 9 del mismo mes en el Zenit Stadium.
Pero antes, la Gestapo advierte a los jugadores ucranianos que serían fusilados si ganaban de nuevo.
Y ganaron…
 
 
Cinco goles a tres.
 
Y el FC Start, se convierte así, en el símbolo de la resistencia y  la esperanza real (no vana).
Humillados, los humillantes nazis, aparentemente (hay versiones contradictorias) obligan a los jugadores a hacer un último partido, el 16 de agosto de 1942, contra el poderoso Rukh, al que liquidan con un maravilloso ocho a cero.
 
Al finalizar el encuentro, la Gestapo arrestó a varios jugadores (otros lograron escapar entre la enloquecida muchedumbre que invade la cancha) y enviados a la tortura y al campo de concentración de Sirets.
 
Tengo aquí la lista de esos jugadores que se convirtieron, gracias a un simple juego que muchos odian pero que a otros enloquece, en unos auténticos héroes:
 
 Georgi Timofeyev,  Pavel Komarov,  Nikolai Korotkykh (que murió tras ser torturado después del partido del 6 de agosto), Vasily Sukharev, Feodor Tyutchev, Makar Goncharenko, Mijaíl Putisin, Mijaíl Mielnizhuk, Mijaíl Keehl, Nikolai Trusevich, Iván Kuzmenko y Alexei Klymenko (estos tres últimos fueron fusilados en febrero de 1943).
Jorge Valdano, inteligente teórico del deporte-espectáculo, dice una frase que me gusta: “El futbol es lo más importante de lo menos importante”  a la que yo tan sólo añadiría: “Con sus honrosas excepciones”.
 
 

No hay comentarios: