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Al dejar atrás la
Estación de Francia pensé que nunca más volvería a vivir en
Barcelona. ¡Atrás y fuera de mí! ¡Sin dolor ni amargura! A la altura de Mataró
comencé a olvidar todos los rostros... Pero, claro, eso es un decir, nada se
olvida...
````````````````````````````````````````````````````````````````Todos estamos acostumbrados a morirnos cada cierto tiempo y tan poco a poco que la verdad es que cada día estamos más vivos. Infinitamente viejos e infinitamente vivos.
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La calle es ancha y a esa hora suele tener un aire espectral, las aceras llenas de papeles, restos de comida, latas vacías y vidrios rotos. De tramo en tramo uno encuentra borrachos que peregrinan hacia sus respectivos hoteles y campings, y que terminan, los más, perdidos durmiendo en la playa``````
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