Sólo los rebeldes cambian al país; los sumisos terminan por ser cómplices del
poder.
“Este país se ha hecho con rebeldes, no se ha hecho con sumisos ni con
oportunistas, ni con arribistas, ni mucho menos con compravotos”, quien no se atreve ser rebelde para defender a su país, termina cayendo en la
sumisión para mal de la nación y en complicidad de quienes no ven más allá de
sus intereses personales
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