El choque de la ‘Santa María’ con
las Bahamas (y no Las Indias) no fue un "encuentro entre civilizaciones", como
la historia oficial escribió, sino una invasión militar con avasallamiento
cultural que dejó vencedores y vencidos, marcó la irrupción violenta de la
avidez europocéntrica en el mundo, y se llevó por delante –religión católica
mediante– toda forma de resistencia que se le opusiera. A 518 años, no hay nada
que festejar porque los hechos se escribieron con sangre y fuego, y la herida
sigue abierta. Sin embargo, sería injusto no recordar que ingleses y holandeses
trajeron con igual saña el protestantismo al continente.
Una de las fechas más significativas durante el reinado de los Reyes
Católicos fue la del 12 de octubre de 1492: el día en que Cristóbal Colón
"descubrió" América, curiosamente el mismo año en que por orden de los reyes
todos los judíos y moros que no aceptaran convertirse al catolicismo debían
abandonar el país.
Este hecho, unido a la persistente mención del oro en los escritos que
escribió para los reyes, todos perdidos, es un adelanto de lo que vendría: el
genocidio de la población original americana, que 518 años después sigue
reclamando algo de lo mucho que perdió como consecuencia de la conquista
europea.
Aunque la historia oficial sostenga que el 12 de octubre es una fecha
festiva, en realidad, es un día luctuoso porque marcó el inicio de una invasión
cruel, siniestra y despiadada. Por eso, reflexionar sobre lo que significa en la
historia de América Latina y el Caribe es una deuda pendiente.
518 años en el contexto de 40 mil de historia humana continental no
significan nada. Pero cuando se analiza la crueldad con la que la avidez europea
se instaló en nuestro continente americano para sojuzgar y no para "descubrir",
son una eternidad. En particular, si se tiene en cuenta que la deuda pendiente
parece no tener fin, porque es impagable. Hubo vencedores y vencidos. Y a 518
años, ningún habitante originario del continente americano se siente
"descubierto". No hay nada que festejar el 12 de octubre, no hay "día de la
raza" o "día de la hispanidad", sino una historia forjada a sangre y fuego que
dejó una herida abierta, y una deuda no saldada.
Hace 518 años, el vigía Rodrigo de Triana –quien era judío- gritó en la
madrugada del 12 de octubre de 1492, desde su puesto en la Pinta, que veía
tierra. Y años más tardes, el conquistador español y cronista Bernal Díaz del
Castillo desnudó en Guatemala una realidad: "hemos venido aquí a servir a Dios y
al Rey, y también a hacernos ricos". Nada más sincero que la frase pronunciada
por el empleado de Pedro Arias Dávila, conocido también como Pedrarias (1460 -
1531), gobernador y capitán general de Castilla del Oro, territorio que
comprendía gran parte de la actual Costa Rica, Panamá y Colombia, y
posteriormente de Nicaragua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario