–¿Para qué sirve el futbol? Juan Villoro

 
 La realidad es imperfecta, el mundo está muy mal hecho y el ser humano necesita compensaciones ilusorias. Una es el arte, otras son el erotismo, el sueño, el recuerdo, el amor y el juego.  Durante noventa minutos podemos creer que la vida mejora. Si no soñáramos estaríamos perdidos, porque solamente tendríamos el mundo real, que no nos basta.

–¿Acompaña la vida de las personas?
–Sí. Cuando los jugadores salen a la cancha no estamos viendo solamente a once atletas; estamos viendo a once personas que representan a una entidad que los trasciende: un sindicato, una universidad, una escuela, una Iglesia, una ciudad o un país entero. Cuando los vemos en el círculo central, saludando en el estadio, entendemos que son algo más que jugadores. Son los nuestros, los once de la tribu. El futbol te pone en contacto con este sentido de pertenencia tribal y los jugadores son tus delegados emocionales para cumplir deseos. A veces lo hacen bien, a veces lo hacen mal, pero evidentemente el futbol sucede dos veces: en el mundo físico de las patadas y en el mundo mental de las emociones que delegamos.

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