El Viejo Paulino-Musica Norteña

El compositor Julián Garza, conocido como El Viejo Paulino.
Foto: Tomada de Youtube
 
MÉXICO, D.F. (apro).- El compositor Julián Garza, conocido como El Viejo Paulino, murió ayer a los 77 años de edad a consecuencia de una enfermedad respiratoria. Aunque su familia no ha emitido ninguna declaración, la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM) confirmó la noticia.
Julián Garza es miembro de una generación de músicos y compositores que contribuyeron a masificar la música norestense, interpretada generalmente por conjuntos de tres o cuatro personas que se acompañan de acordeón, bajo sexto, contrabajo como base, aunque en ocasiones incluyen saxofón, guitarra, violín y percusiones que sustituyen a la prácticamente extinta redoba.
El Viejo Paulino fue homenajeado el pasado mes de abril en el Museo de Historia Mexicana de Monterrey, cuando hizo su última aparición pública ya para entonces visiblemente afectado en su salud. Su cuerpo es velado en las capillas de El Carmen, en Monterrey, y será sepultado este jueves en un panteón de esa ciudad.

Las letras de Julián Garza retrataron la dinámica norestense a lo largo de cuatro décadas, incorporando costumbres, lugares y el habla popular de la región, abordando temáticas relacionadas con el narcotráfico, el contrabando y las historias de los viejos pistoleros que asolaron la zona desde los años cuarenta.

Tres décadas antes de que la guerra contra el narco detonara la violencia y afectara la vida de los ciudadanos en los estados de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, el narcotráfico era una realidad inocultable que, sin embargo, mantenía la violencia generalmente limitada a quienes se desempeñaban en el negocio del contrabando.

De los setenta data, quizás, el más famoso de los corridos de Julián Garza, conocido como Pistoleros famosos, originalmente grabado por Los Cadetes de Linares y, después, por numerosas agrupaciones y solistas.

El corrido, apologética de los viejos capos de la frontera, inicia narrando el fin de los bandidos, los pateros y, finalmente, de los pistoleros famosos de la zona.

Dimas de León, Generoso Garza Cano, los hermanos del Fierro, Arturo Garza Treviño… son algunos de los nombres que entre los cuarenta y los setenta fueron famosos por sus pistolas y murieron asesinados por traiciones o rivalidades entre viejos contrabandistas.

De Pistoleros famosos, una línea:

“En los pueblitos del norte, siempre ha corrido la sangre"

Temática narca

Los corridos y canciones de Julián Garza inspiraron diferentes películas y han sido cantados a través de varias generaciones en el noreste mexicano. La primera de ellas se llama Las tres tumbas, que cuenta la historia de tres hermanos que asisten a un baile y son asesinados por una gavilla. La historia concluye con su anciano padre, poseedor de tres caballos, que solitario visita las tres tumbas.

No existe alusión al narco, pero posteriormente, surgiría La venganza del viejito, quien viaja al estado de Guerrero a vengar la muerte de sus hijos y consigue 15 pistoleros. La operación incluye la compra de 10 cuernos de chivo en Arizona y la muerte de los 12 gavilleros que asesinaron a los tres muchachos.
Las tres tumbas fue llevada al cine en 1979, con las actuaciones estelares de Lorenzo de Monteclaro, Federico Villa y Norma Lazareno

Un año después, su éxito Pistoleros famosos también fue llevado al cine y de nuevo actuó en esa producción Lorenzo de Monteclaro y los hermanos Mario y Fernando Almada

De acuerdo con el libro El Viejo Paulino: poética popular de Julián Garza, que cuenta con una compilación de textos realizada por Guillermo Berrones, otras películas inspiradas en los corridos del extinto compositor fueron:

El pata de palo, de 1982, inspirada en el corrido, El Criminal; La venganza de María, con Andrés García y Sergio Goyri, en la que el propio Julián aparece como actor; y en 1985, Nomás las mujeres quedan, película homónima de su famoso corrido, una producción financiada por Julián.

La historia narra el enfrentamiento de dos familias que se declaran la guerra por líos de faldas, y todos los hombres terminan muertos a tiros. En los dos pueblos de esas familias, sólo quedan las mujeres… el estribillo de la canción, bien podría describir estos tiempos:

“Ya ni la milpa florece, el campo está abandonado/Ni la hierba mala crece, se ha muerto todo el ganado/Y el río según parece también se está secando

“Nomás las mujeres quedan y el odio las va matando/ En su rostro siempre llevan la huella que deja el llanto/ De sus maridos se acuerdan, llorando en el camposanto/ Las mujeres muy hermosas llegaban al matrimonio/ Pero ahora andan enlutadas, es el triste testimonio/ Que por esos andurriales anduvo suelto el demonio”.

El folclor y el hampa

Originario de Los Ramones, Nuevo León, un municipio cuya cabecera municipal es apenas un breve caserío, enclavado en el semidesierto, localizado entre Monterrey y Reynosa, una región que, a través de la historia, ha tenido importancia para el contrabando.

En los últimos años, ese lugar fue escenario de horribles masacres, enfrentamientos y operaciones militares por ser uno de los sitios utilizados por los carteles  del Golfo y de Los Zetas.

Quizás por lo mismo la región ha dado también numerosos músicos y compositores, que se han dedicado a interpretar polka, redoba y chotis, bolero y guapango norteño, así como corridos que, naturalmente, retratan el ambiente de las organizaciones delictivas, en ocasiones haciendo apología de los capos.

Por ejemplo, de General Terán, Nuevo León, surgió un dueto cuya historia está asociada a la de Julián Garza: Carlos y José. Fueron ellos quienes le dieron el primer impulso a la carrera del hoy extinto compositor y a ellos dedicó el corrido El bayo cara blanca, en agradecimiento. Fue inspirado en el caballo de José Rodríguez.

Otro impulsor de su carrera como compositor fue Servando Cano, uno de los más importantes representantes artísticos del norte del país, cuyos intérpretes incluyeron en su discografía numerosas composiciones de Julián.

Servando es hermano de Chito Cano, un hombre con fama de pistolero y contrabandista que en sus últimos años se dedicó a ser “bailero”, es decir, a organizar bailes populares.

 

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