Banalidad del Mal

 la terrible banalidad del mal, ante la que las palabras y el pensamiento se sienten impotentes.Hannah Arendt, Eichmann en Jerusalén: un informe
sobre la banalidad del mal

A comienzos de la década de los años sesenta se celebró en Israel el juicio a Adolf Eichmann, un mando medio encargado de organizar el transporte de personas a los campos de concentración nazis. La politóloga y filósofa Hannah Arendt cubrió el evento para la revista The New Yorker y el resultado de esa experiencia dio lugar al libro Eichmann en Jerusalén: un informe sobre la banalidad del mal (1963). De este trabajo surge el controvertido término, “banalidad del mal”, que Arendt registra por primera vez para explicar la falta de reflexión, sobre las consecuencias de sus actos, de quien comete crímenes al acatar órdenes; circunstancias que, según Arendt, no lo liberan de culpa sino que lo hacen motivo de otra forma de juicio.
Actualmente, este concepto se utiliza para describir el mal como algo que no nace del individuo sino del sistema al que obedece. En consecuencia, la banalidad del mal, como sumisión total a la autoridad, ha sido y es utilizada para cometer delitos contra la humanidad. El poder se escuda en la barbarie, la banalización de la violencia y de las actitudes discriminatorias que justifican la intolerancia.


Banalidad del mal: los genocidas nazis no eran malos por naturaleza, sino productos de ciertas circunstancias.



Arendt

Banalidad del mal, que consiste en que personas ''normales", ni monstruos ni demonios, pueden cometer actos monstruosamente malvados.

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