Con la finalidad de hacer una crónica de
nuestros días amargos, sangrientos, como un paisaje después de la batalla, el pintor Gustavo Monroy (DF, 1959) retomó un biombo de autor desconocido del siglo XVII para ofrecer
una nueva visión de la conquista, pero ahora la de la violencia.
"Hay un país moral que está intacto, que son sus habitantes, sus tradiciones, sus artes y su extraordinaria cultura."

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