HISTORIA:La Detencion de Ortiz de Letona

Por Juan Manuel Menes Llaguno

Cronista del Estado de Hidalgo

Pachuca, Hidalgo.- El 26 de noviembre de 1810, al frente de unos 7 mil hombres, hace su entrada en la ciudad de Guadalajara don Miguel Hidalgo y Costilla, donde permanecerá durante mes y medio, al menos hasta la batalla de Puente Calderón, el 17 de enero de 1811.

En esa ciudad, procedió el caudillo del movimiento independista a organizar su administración, nombrando a don Ignacio López Rayón como secretario de Estado y del Despacho, a José María Chico en la Secretaría de Gracia y Justicia, y como ministro plenipotenciario del ejército insurgente en los Estados Unidos, al guatemalteco Pascasio Ortiz de Letona, a quien, además de conferirle facultades a efecto de "tratar, ajustar y arreglar una alianza ofensiva y defensiva, tratados de comercio útil y lucroso para ambas naciones, y todo cuanto más convenga a nuestra mutua felicidad", le encomendó también la compra de parque y armamento, para lo cual le entregó una buena cantidad de dinero en onzas de oro.

Ortiz de Letona partió de Guadalajara, llevando consigo el nombramiento que le otorgó Hidalgo, así como, a escondidas, en un compartimiento de su montura, las onzas de oro destinadas a la compra de armamento.

Para no despertar sospecha alguna, partió solo, sin séquito de ninguna especie, rumbo al puerto de Veracruz, de donde se embarcaría rumbo a los Estados Unidos, para lo que atravesaría los hoy estados de Michoacán, México, Hidalgo y Veracruz.

Su travesía no tuvo sobresalto alguno hasta llegar al pintoresco poblado de Molango, ubicado en la hoy Sierra Hidalguense, donde se vio en la necesidad de pagar los servicios de alimentación y hospedaje, pero habiéndosele agotado el efectivo que llevaba para financiar su viaje, intentó cambiar una de las onzas de oro que le había entregado don Miguel Hidalgo para el cumplimiento de su misión, esto le hizo sospechoso ante las autoridades del lugar, motivo por el que fue aprehendido.

Al ser revisada su cabalgadura, se le encontró una fuerte suma de dinero y el documento donde Hidalgo lo nombraba su ministro plenipotenciario en los Estados Unidos. De inmediato fue formalmente apresado y remitido a la Ciudad de México, pero antes de llegar a ella, consciente de que podría comprometer con una confesión forzada al movimiento revolucionario, se envenenó, siendo enterrado en la Villa de Guadalupe.

Termina así la vida del que fuera el primer Embajador nombrado por un gobierno independiente en nuestro país, cuyo destino diplomático concluyo en Molango, Hidalgo, en diciembre de 1810.

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