Alrededor de 40 millones de personas en México sufren de desnutrición. La gran mayoría de esta población es la gente que habita en las zonas rurales. Esto tiene como causa la escasez de nutrientes en los alimentos de las personas, la poca cultura de buena alimentación, así como la falta de recursos para llevar una buena comida (éstos vistos desde un punto de vista nutricional). Además la desnutrición se debe a una gran enajenación gubernamental, el cual ha provisto de “programas alimentarios” que han fracasado rotundamente.
La desnutrición en nuestra nación cada día generando mayor controversia al ver cómo es posible que ocurra, siendo México un país con mucho enriquecimiento biológico. Una de las soluciones sería el aprovechar la mayor cantidad de tierra para la agricultura, ya que siendo México un país con gran variedad climática y biológica, podría cosecharse una gran cantidad de alimentos.
De acuerdo con la FAO (Food and Agriculture Organization/Organización para la Alimentación y Agricultura), México tiene una extensión de casi 200 mil hectáreas, de las cuales sólo el 14.3% de éstas pueden ser destinadas a la agricultura. Lamentablemente, estas tierras están pasando a monopolios de empresas transgénicas, las cuales aprovechan nuestras tierras para generar alimentos inaccesibles para muchos y además alimentos exportados.
En el peor de los casos, es que al aumentar las hectáreas de tierra se pone en riesgo la diversidad biológica. Destruyendo hábitats, erosionando suelos, explotando la tierra y acabando con la fauna y flora que habita en ciertos ecosistemas.
Lo anterior nos pone en un problema, ya que al no cumplir con las demandas de alimentos para toda la población mexicana (la cual debemos de buscar satisfacer), la gran mayoría de los alimentos son importados de países dominantes.
Hay millones de personas muriendo de hambre, debido a la monopolización de las tierras. Tenemos que buscar ser un país autosuficiente, no estar a la merced de otros países que nos alimentan con productos labrados en nuestra tierra y vendidos injustamente. La tierra en la que nacimos es nuestra, y por lo tanto debemos labrarla, aprovecharla y conservarla.
*Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, UNAM
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