Copal

En numerosas culturas existe la tradición de usar el humo de sustancias aromáticas para purificar y generar un estado especial de conciencia. Los olores, la música, la presencia de flores y otros ornamentos, las comidas especiales, el consumo de algunas bebidas rituales abren los sentidos.
Estas sustancias suelen ser resinas o gomas. La mirra proviene de África es producto de árboles de la familia Commiphora. El incienso se produce en India, Malasia y parte de Australia; corresponde a árboles de la familia Boswelli.
En México el equivalente es el copal, resina que “lloran” los árboles de la familia de las Burseracea, del género Bursera jacq. Ex L, de acuerdo con la clasificación occidental. Incluye cien especies exclusivas del continente americano.
El copal tiene gran importancia en las culturas indígenas de nuestro país.
Uno de los lugares donde mejor prosperan estos árboles es la depresión del río Balsas, que se considera centro de distribución de estas plantas. Hay copales en la cuenca del Pacífico, sobre todo en Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Colima; además están presentes en el sur de Morelos, en Jalisco y en el valle de Tehuacán. La sabiduría ancestral de los productores de copal en esos estados, como Hipólito Hernández y Raymundo Rufino, merece un capítulo aparte.
En la ofrenda de muertos, una ceremonia que coincide con la cosecha, están presentes los sahumerios o popoxcontles con copal. Estos sahumerios se han encontrado por miles en distintos sitios arqueológicos. Otra festividad en la que se usa copal es en la de la Santa Cruz, que se vincula a la petición de lluvia. Aurora Montúfar señaló que en varias antiguas ofrendas hay copal en forma de esferas, representando a las nubes. Estas ceremonias del ciclo agrícola muestran que el copal es buen compañero del maíz.
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